BAJO LA TRAMPA DEL MALIGNO

BAJO LA TRAMPA DEL MALIGNO

Satanismo 

 Elkin Páez Ch

Mayo del 2009

            Para comenzar, tengo que reconocer que, aunque se me pidió un ensayo sobre un problema particular que aqueje a nuestro pueblo colombiano, jamás se me cruzo por la mente tener que hablar y mucho menos escribir, sobre el Satanismo, algo que quizás no nos parece tan representativo de nuestra realidad colombiana, o tan común e interesante, causante o consecuente de otros flagelos que nos golpean y consumen a menudo en la pobreza, desempleo, ignorancia, subdesarrollo, etc., por el simple hecho de que tal vez, no nos ha tocado directamente, y por consiguiente desconocemos, por no decir en su totalidad, sí en su gran mayoría de aspectos, respecto al porqué del satanismo y otras tantas cosas que en si mismo refleja este problema.

Otro punto a tener en cuenta, parte del hecho de que nuestro conocimiento del  tema no deja de ser en nuestro común de las gentes, especulaciones o cosas que medio hemos escuchado o leído en alguna parte, como es mi caso, y que en muy pocas ocasiones se ha ahondado, incluso en ambientes y estamentos serios y  propicios[1] a darnos luces y claridad sobre esta cuestión, sentando una posición objetiva que brinde alternativas y soluciones a una realidad que no podemos seguir desconociendo y ocultando. Pero que ahora, gracias a la “casualidad”, pero sobretodo, a la iniciativa y empeño del trabajo realizado por un hermano de Comunidad, José William Vallejo, quisimos adoptar como nuestra su investigación y recopilación de un valioso material bibliográfico y testimonial que nos ilustra de la mejor manera, todas las incidencias a las que nos conlleva tratar este tema.

            Para abordar este tema, quiero comenzar, dejando a tela de juicio y reflexión una cuestión sobre el ¿por qué y hasta qué punto el hombre, para encontrar la resignificación de su vida, su ser, y lo que entiende por libertad, tiene que acudir a diversas corrientes oscuras, que, tristemente y cuestionante para nosotros los seres humanos que decimos ser de iglesia, realmente envuelven y  llegan a colmar a sus propios miembros de la estimación y valoración que no han hallado en la búsqueda de su razón de ser, como personas libres, lejos de toda norma y principios que hasta ahora no han colmado sus expectativas y que por el contrario, les han causado tal repulsa, llevándolos a caer en el facilismo y el desdén desmedido y máximo grado degenerativo de llegar a adorar un Maligno como principio de un bien, que jamás han logrado encontrar en quien es el Bien Verdadero?.

            Una gran cuestión que nos lleva de bruces a tener que aceptar que el Satanismo es una realidad no ajena a ninguno de nosotros, por el contrario, al igual que muchos de nuestros problemas como pueblo colombiano, somos causantes, en la medida que no estamos replanteando seriamente las bases éticas, morales, educativas, científicas, sociológicas, etc., de un país y mundo que no tiene conciencia clara de lo que en sí constituyen los principios de identidad humana que conlleven  al consecuente “Bien – Ser” y bienestar humano, ya no bajo la represión, ni por los temores infundidos, de quienes han tenido en sus manos la misión de trasmitir y aplicar estos principios desde su vocación específica, a unos jóvenes y hasta incluso adultos y niños que han tenido que refugiarse “Bajo la trampa del “Maligno”. Una trampa a la que quiero enfatizar por manifiestar aquello que atacan los satánicos y plantean como sus principios éticos o 9 estamentos, siendo los causales de la posible motivación que este les brinda para que nuestros jóvenes colombianos caigan en sus redes y desmotivaciones del mundo que en ellos encuentran. Para esto quiero remontarme al trabajo de José William, quien recoge el testimonio mismo de un miembro quien lanza el gancho de lo que el satanismo representa y expresa, pero que en realidad a causa ya no de su libertad sino libertinaje, el uso de drogas, expresión de sus ritos y actuar en sí, bajo la psicosis colectiva e incluso algunos conscientemente, niegan hacer cuando se encuentran lúcidos y fuera de este estado:

SATANISMO[3]                                                                                                      

Importante

  1. Nosotros no trabajamos con Satán o Lucifer, nosotros utilizamos estas imágenes para representar el más oscuro lado de la raza humana.
  2. Nosotros no matamos Humanos, Animales o Bebes en rituales, solo si somos atacados o por comida.
  3. Nosotros no tomamos parte de orgías, esos son inventos cristianos.

Espero que esto sea suficiente para aclarar algunos de los más comunes mal entendidos acerca del satanismo.

Nueve Estamentos Satánicos

  1.  Satán representa indulgencia en lugar de abstinencia.
  2.  Satán representa existencia vital, en lugar de sueños espirituales.
  3.  Representa sabiduría sin límites, en lugar de hipócrita auto – deseo.
  4.  Generosidad  para aquellos que  le sirven, en lugar de amor desperdiciado en  ingratos.
  5. Venganza, en lugar de dar la espalda.
  6. Responsabilidad, en lugar de concernir vampirismo físico.
  7. Hombre solo otro animal, a veces mejor, por lo general peor que aquellos hombres como sólo otro animal, quien, por su divinidad espiritual e intelectual desarrollo se ha vuelto animal más vicioso de todos. 
  8. A los llamados pecados, que son pesados para la física, mental o emocional gratificación.
  9. Mejor amigo de la Iglesia, y ha estado a cargo todos estos años.

 

            El hecho es simple, se trata de observar y analizar el Satanismo como el grado máximo de desvirtualización al que puede caer cualquier ser humano, y del cual en Colombia ya tenemos un gran número de seguidores en todas las clases y condiciones sociales,  a causa de los miles de problemas a los que nos vemos sujetos y sentimos impotentes; por la falta de seriedad y conciencia de lo que es en sí la vida y nuestro actuar en ella misma y que sea capaz transportar todos nuestros esfuerzos a la realización de nuestros hermanos los hombres, pasando de condiciones menos humanas a condiciones humanas, ya no desde  unos pocos, sino a partir de todos y para todos en una verdadera convivencia, que haga que quienes encuentra estas respuestas y motivación sea en el Satanismo o la droga, delincuencia, prostitución, etc., lo hagan ahora en nuestro Testimonio de hombres hijos de un Dios que nos creo a su imagen y semejanza y desea lo mejor para nosotros sus hijos, y un mejor que debemos día a día debemos indagar y construir desde el aprovechamiento de nuestro recurso humano y natural que poseemos en esencia misma de nosotros mismos y el universo que habitamos, en una realidad concreta de pueblo colombiano y latinoamericana que debe esforzarse mucho más por superar la posición facilista que frente a las cosas  pone e impide nuestro real progreso, y ejecución de un plan pastoral que permita la instauración del Reino de Dios.

 


[1] Gobierno. Iglesia. Padres de Familia. Colegios. Universidades, etc.

[3] VALLEJO FANDIÑO  José William; “¿Por qué los jóvenes de hoy se adhieren fácilmente al Satanismo”; Trabajo, Investigación y  recopilación por Internet respecto al Satanismo

La busqueda de Dios en la noche

LA EXPERIENCIA DE DIOS EN SAN AGUSTÍN

Tratar el tema respecto de como San Agustín emprende su recorrido en el camino de su conversión, es descubrir y vivir la experiencia de la búsqueda de Dios en la noche.

 

San Agustín es quien recibe la llama de la fe, destinada a iluminar la nueva y creciente fe de un cristianismo naciente. Y la recibe en un momento de gran oscuridad, la crisis de su propia verdad, la noche que sirve de antesala a la claridad del Dios de su madre y que tantas veces negó y no quiso aceptar.

 

Noche también para la Iglesia, donde una serie de corrientes, por las que también atravesó San Agustín y que posteriormente atacó, ponían en peligro una serie de dogmas que fundamentaban la doctrina cristiana, hasta ahora en proceso de consolidación, y a lo que San Agustín también contribuyó.

 

San Agustín, insatisfecho de las cosas del mundo, va perdiendo la pasión por todo aquello que hasta el momento le interesaba, y esto lo hace en lo que el autor del texto llamará «La escalada hacia Dios», el génesis para hacer de Dios su pasión, tras su búsqueda en la larga noche de su vida.

 

Tomemos como punto de partida, y que de alguna manera podríamos considerar como su primera gran pasión, el estudio de la retórica y la lectura de algunos textos para perfeccionarse en ese arte. Entre estos textos, «el Hortensius de Cicerón”, que fue el que lo llevó a descubrir la vaciedad de su vida, ya que hasta ahora solo se había interesado por la forma y el deleitar el placer que causaba una  palabra elegante a sus exquisitos oyentes, y no en un verdadero contenido que lo condujera a la verdad.

 

El dar sentido a su vida lo llevó a vaciarse de si mismo, a quitar el rastrojo del trayecto recorrido, por una vida del placer para alcanzar la felicidad. Luego siente la necesidad de encontrar la verdad y de dar valor a su vida, pero cae en manos de una corriente que lo arrastra largamente en sus concepciones erradas respecto a la naturaleza del hombre y los ejes del bien y del mal a los que estaba circunscripto, el Maniqueísmo, que lo llevó a concebir lo bueno y lo malo de manera escrupulosa.

 

Aunque son puntos fundamentales el retomar estos aspectos generales por los que San Agustín tuvo que pasar, lo que realmente  nos interesa en esta noche de búsqueda, es la manera como se iba gestando su encuentro final con Dios. Aspecto religioso trascendental que dio rumbo fijo a todo su pensamiento posterior.

 

Partamos del hecho al que se vio abocado, vaciarse de todo y enfrentar las confusiones que provocaba la ruptura con su manera de manera de pensar y ver las cosas, y la noche que hasta ahora orientaba su razón de ser.

 

Tuvo que asumir posteriormente todo aquello que su nueva condición adquirida le  llamaba hacer, y pagar el precio a su pasión y verdadero amor encontrado, aprendiendo de manos de todos aquellos que conocían aquello que tanto había desentendido de labios de su madre, el Dios amado que siempre ha hecho parte de su vida, pero hasta ahora no asumía.

 

Tuvo que afrontar la sensación del rechazo, producto de su sentimiento de culpa, al creerse incomprendido por Dios y la necesidad repetida de expresar, en confesión abierta, la alabanza como reconocimiento de la grandeza  del Ser Superior que superaba todas sus fuerzas y compresión, y para sentir la gracia y la misericordia, de Quien solo es gracia y caridad.

 

El nuevo hecho que posterior a lo anterior lo embargará, es la de contemplar la realidad en la que está metido y tener que justificar a los suyos y a la Iglesia misma la verdad de su conversión, dando credibilidad a su fe acogida, con el testimonio de su propia vida, y justificar, con la misma, el reconocimiento que le ha hecho la humanidad al sentir, seguir y vivenciar su santidad y pensamiento.

 

 

Realidad, que aunque le ocasiona gran conflicto interior, lo lleva a descubrir que era un hombre dado a la humanidad para amar y vivir en comunidad , a sentir como hombre y comprenderse como naturaleza propia justificada solo por Dios, quien era quien realmente conocía todas las respuestas a sus inquietudes y desvaríos. Quizás su pensamiento ha sido distorsionado, pero ante todo su concepción humana lo llevó a la aproximación de la lejana cercanía de Dios, de un Dios tan desconocido, pero a la vez tan real y cercano.

 

Pasar de la noche a la luz, fue correr la cortina de su propio y excesivo raciocinio, de pensar que Dios y la verdad serían desveladas por lucubraciones teológicas o raciocinios de difícil comprensión, ya que Dios se revela a los humildes, sin jamás poder decirse lo suficiente respecto a él. Llegar a la luz simplemente es dejarse rozar por el rocío mañanero de su amor y dejarnos imbuir de su presencia, y dar un vistazo alrededor y observar todo lo que ha hecho por nosotros.

 

Recibir la luz de la mañana para San Agustín fue observar la belleza del Creador en sus criaturas y reconocer  que la noche se alargaba cuando nos limitábamos a las últimas. Recibir la luz de la mañana fue sentir la presencia del Dios fuerte y misericordioso que nos acompaña incluso en las noches de nuestra existencia.